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lunes, 30 de abril de 2012

Ayúdame, ayúdate

Está científicamente probado que ayudar a los demás produce bienestar emocional y mejora nuestra salud física y mental. Veamos un modo de meditación budista, basado en la compasión y ayuda hacia los demás que mejorará mucho nuestro estado anímico y el funcionamiento de nuestra mente.


Un estudio llevado a cabo por el epidemiólogo James House de la Universidad de Michigan sobre 2700 voluntarios sociales, concluyó con resultado sorprendente, que las personas que llevan a cabo actividades altruistas tienen mejor salud y viven más años que el resto. Otros diversos estudios científicos determinan que desarrollar trabajo de voluntariado reduce el estrés, el dolor crónico y el insomnio.
Con todos estos datos debe quedarnos muy claro que si disponemos de cualquier modo de realizar un trabajo de ayuda a los demás de forma desinteresada, tenemos que hacerlo, pues nuestra salud física y mental serán recompensadas con grandes mejoras. Pero si nuestro día a día está demasiado lleno o queremos potenciar los efectos de nuestra actividad de voluntariado, podemos practicar la siguiente meditación de origen budista que os propongo:

    El ejercicio comienza con un periodo de relajación tal y como explico en este post. Pasados unos minutos y tras los cuales ya sentimos una mayor lentitud y tranquilidad de nuestra mente racional, debemos pasar a visualizar una persona que esté pasando por un mal momento, alguien cercano. Seguidamente deséale alegría, paz, alivio, amor y felicidad. Imagina que de manera mágica le envías un rayo de luz que sale de nuestro feliz cuerpo y llega a la otra persona envolviéndolo en todo aquello que le has deseado. Ahora los dos sois felices y os abrazáis. 



    Ahora visualiza otra persona, alguien que no conoces, del Tercer Mundo quizá, está pasando por grandes penurias, sufrimiento e infelicidad, medita unos minutos sobre ello. Como en el caso anterior envíale una rayo de luz cargado de amor, paz, alivio y felicidad e imagina como lo envuelve y lo baña en su luz, llenando a esa persona de todos esos maravillosos sentimientos.

    Por último, ahora pon en tu imaginación a alguien que no te cae bien o con quien tienes algún problema. Esa persona se encuentra también en un momento difícil de dolor y tristeza, pese a vuestras diferencias le envías el mismo rayo de luz mágica que la llenará de los mismos sentimientos positivos escritos anteriormente. Ahora os abrazáis e incluso vuestros problemas se han disuelto.

    Esta meditación fácil y rápida de ejecutar no sólo nos ayudará a potenciar nuestro sentido de la visualización, que tanta gente tiene atrofiado, sino que como hemos explicado al inicio nos dará grandes de dosis de bienestar emocional, y practicada de forma diaria puede aportarnos una mayor salud física y mental. Las personas estamos hechas para ayudar a los demás, aunque muchos lo hemos olvidado, y tender la mano desinteresadamente al prójimo, hace que nuestro cuerpo nos lo agradezca, permitiéndonos ser un poco más felices, regalándonos una mejor salud y un mayor amor propio. Así que ayúdate ayudando a los demás.

    Muchas gracias por leer mis palabras.



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