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domingo, 20 de mayo de 2012

El sexo y la felicidad

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El sexo, uno de los instintos primarios de la persona, del mismo modo que lo son la superación y la supervivencia, como vimos en el anterior post. Veamos la relevancia del sexo en nuestro grado de felicidad.


Practicar sexo es tan antiguo como las personas, ya que sin la reproducción hoy no estaríamos donde estamos. Con la evolución de los seres humanos la práctica de sexo ya no sólo se centra en su faceta reproductiva, sino que se utiliza como uno de los modos de diversión y placer más sano y natural que existe, y esto indiscutiblemente lo relaciona directamente con nuestra felicidad.
El placer que nos proporciona practicar sexo no es comparable al de ninguna otra actividad, o sensación que nos pueda proporcionar ninguna sustancia química que tomemos. Esto lo convierte en algo especial y de gran valor, buscado por todos, lo que lo lleva a convertirse en el eje de uno de los sectores que más dinero mueve en el mundo.

    El sexo aporta felicidad, a mi entender más incluso que el dinero, del mismo modo queda reflejado en el estudio realizado en 2004 por David Blanchflower (Dartmouth College, Hanover) y Andrew Oswald (Universidad de Warwick, Gran Bretaña) sobre 16000 adultos, del que se desprende que no hay nada que haga más feliz a un adulto que el sexo. Además se matiza que el 90% de los encuestados fueron felices practicándolo con la misma persona, mientras que sólo el 2% prefería variar de pareja. De esto último entendemos que el sexo con amor y con la complicidad de una pareja estable es mucho más placentero, completo y divertido.

    Además los datos de este estudio rompen con el clásico tópico de que las personas con más dinero tienen más sexo, pero curiosamente indica que las personas que tienen más de 4 encuentros sexuales al mes tienen una mayor capacidad para enriquecerse económicamente. También advierte que las personas deprimidas tienen menos sexo y que por contra, si eres feliz tienes más posibilidades de tener sexo.


    De todo lo dicho y de nuestra propia experiencia personal, sabemos que practicar sexo es algo sublime, el orgasmo es muy difícil de explicar en palabras, una explosión de placer instantáneo seguido de un bienestar sin igual, un clímax que nos regala nuestro cuerpo material y que nada de lo conocido nos puede aportar, además el camino que nos conduce hasta él es maravillosamente excitante, divertido, placentero y es quizá una de las pocas actividades materiales que nos hacen transcender, por unos instantes, a una dimensión más propia de lo inmaterial, anclada en el momento presente, como a la que se accede mediante la meditación. Esta cualidad de mantenernos en el ahora, hace que el sexo sea un método muy válido de comunicación con nuestro subconsciente y nuestra parte inmaterial, lo que nos puede llevar a disfrutar de unas sensaciones inigualables mediante la mezcla del amor y la práctica del sexo tántrico, del que hablaremos en un futuro post.

    Esta entrada, hoy tan sexual, no puede acabar sin mencionar los muchos beneficios físicos con los que nos premia el sexo, como son: una mayor oxigenación de las células, la liberación de endorfinas en sangre provocando un estado de euforia, bienestar y un efecto tranquilizante, también el sexo incrementa el flujo sanguíneo aliviando tensión en las arterias y eliminando algunos dolores de cabeza, además su práctica es un gran antihistamínico que ayuda a descongestionar la nariz y combatir las alergias. Estos son sólo algunos de los muchos beneficios, así que la pregunta es: ¿Quién no desea todos estos beneficios en su vida? Haz el amor y no la guerra, pero eso sí con las precauciones adecuadas.

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